
Continuando con nuestra sección de animales famosos, vamos a dedicar el blog de esta semana al mundo del arte. Puede que por sí mismos, estos perros no sean famosos pero llevan siglos a la vista de todos en obras clásicas de la pintura.
Los perros han sido los fieles amigos del hombre desde hace mucho tiempo y es por ello por lo que podemos encontrar muchos de ellos en cuadros famosos de la historia. Muchos pintores los usaron como metáfora de la fidelidad y lealtad o como un medio para representar la cotidianidad de la vida. Fue en El Renacimiento cuando comienzan a abundar perros como animal de compañía en muchos cuadros, como un acompañante más de la vida cotidiana de los representados en los cuadros. En el ámbito nacional podemos encontrar cuadros de Velázquez o Goya que incluyen a perros en ellos, en ocasiones como un ejemplo de la preferencia y el cariño que los aristócratas de la época mostraban por sus compañeros de cuatro patas.
Pintura Flamenca – Prenacimiento
Una de las grandes obras con un perro en primer plano es el retrato de El matrimonio Arnolfini, de Jan Van Eyck. Es un cuadro pintado en 1434 dentro de la corriente flamenca de la época, lo que implica un gran detallismo en la pintura. A pesar de su pequeño tamaño, tan sólo 82 x 60 cm, es un cuadro en el que, incluso usando una lupa, el espectador se queda asombrado por la cantidad de detalle en él. El autor es conocido por su gran preocupación por representar la realidad con la mayor exactitud posible, de ahí que el perro, una vez más, parezca usarse para representar la cotidianidad y la fidelidad. Según los expertos, en este caso concreto, su significado tiene que ver no sólo con la fidelidad sino también con el amor de la pareja, aunque su raza también habla del alto estatus social del matrimonio. Se trata de un grifón de Bruselas, que es una raza descendiente de un largo linaje de terrier flamenco criados para la caza de ratas. Supone una gran proeza técnica el detallismo del pelo del animal.
Barroco
Las Meninas es uno de los más famosos cuadros españoles de la historia, pintado por Velázquez en 1656, presenta a la Infanta Margarita de Austria, hija de Felipe IV, rodeada de personas de su entorno. Y, en primer plano, podemos observar a un tranquilo mastín leonés de gran tamaño. Su nombre era Salomón, o así ha pasado a la historia. Hay cierta contradicción sobre si era un perro real o si fue una metáfora del pintor para representar la fidelidad y como símbolo de estar alerta ante los peligros. De hecho, hay una versión que dice que Velázquez pintó en un principio un cerdo en ese lugar y que le pidieron que lo cambiará. No obstante, ¿por qué habría un cerdo ahí? Según la web del Museo del Prado, es un cuadro en el que Velázquez “puso un mayor empeño para crear una composición a la vez compleja y creíble, que transmitiera la sensación de vida y realidad”. Basándose en ello, muchos tienden a pensar que se trataba de un animal de compañía habitual de la Infanta.
Impresionismo
Un poco más cercano, en el siglo XIX, muchos artistas prestaron una especial atención a los perros, de hecho, hay quienes afirman que “nunca los artistas estudiaron con mayor atención a los canes como en el S. XIX”. Renoir es uno de los mayores ejemplos de esto, ya que dio a los perros una gran importancia en sus obras pictóricas. De hecho hay varios cuadros suyos de su propia mujer con su perro como Mujer de Renoir con el perro.